El escaparatismo es una técnica que consiste en diseñar y decorar el escaparate de un establecimiento o comercio. El objetivo es llamar la atención de los usuarios que pasan por allí y atraerlos hacia el interior.
Su importancia es clave en los negocios que se encuentran a pie de calle, ya que es una oportunidad para recibir a muchos más clientes y, por lo tanto, mejorar las ventas. Por eso el escaparatismo es una estrategia que conviene tomar muy en cuenta, ya que marcará la diferencia entre escaparates de tiendas que no dicen nada, y escaparates que sorprenden, atraen e invitan a entrar.
Para tener un escaparate efectivo, es necesario planear previamente una estrategia, y a partir de ahí, realizar un diseño que englobe todos los sentidos. Aunque el sentido de la vista es el más relevante, se pueden añadir estímulos sensoriales muy diversos que complementen la historia que se está contando y que potencien el poder de atracción del escaparate. Entre ellos, el olfato jugará un papel muy importante, como veremos más adelante.
Pero antes de eso, veamos qué se debe tener en cuenta, de forma general, en el escaparatismo.
El escaparatismo trata, pues, de aunar todos estos factores para convertir el escaparate del establecimiento en algo más que un simple expositor. Lograr que el escaparate sea un reclamo en sí mismo, una forma de diferenciarse, de destacar y de lograr que los usuarios elijan esa tienda y no otra.
Como decíamos al principio, el escaparate no solo debería servirse de elementos visuales para destacar. Muchas veces, los usuarios están saturados ante tantas imágenes, y a penas les prestan atención a no ser que resulten realmente atractivas. Cuando un negocio pretende destacar, debe saber que tiene a su disposición otros sentidos capaces de despertar la curiosidad y atraer a las personas de un modo mucho más original y efectivo.
Especialmente el sentido del olfato. Y es que el marketing olfativo es mucho más que desarrollar un odotipo para utilizarlo en el interior del establecimiento. Se pueden crear aromas específicos según el objetivo del establecimiento, y utilizarse no solo en el interior del comercio, sino también en el exterior.
Siguiendo con el ejemplo de la tienda de alimentos saludables, se podría complementar la estrategia con un aroma de hierba recién cortada, con notas de melón, cítricos y flor de azahar, por ejemplo.
Esa fragancia será percibida por todos los que pasean por delante de la tienda. Nadie quedará indiferente, buscando de dónde procede ese agradable olor mientras, sin poderlo evitar, recuerdan sensaciones tan reconfortantes como estimulantes. De repente, ahí ven el escaparate, y toda la historia que se explica en él cobra mayor sentido al unirse a la fragancia.
Esta es una estrategia original y sorprendente. Por eso, los establecimientos que han apostado por ella han logrado resultados muy positivos. Los que descartan la idea suelen suponer que será complejo de llevar a cabo, pero nada más alejado de la realidad. Se trata de una estrategia sencilla de poner en práctica, cuyos resultados merecen mucho la pena.
Eso sí, los negocios que deciden apostar por el escaparatismo como experiencia sensorial saben que es esencial contar con profesionales en marketing olfativo. Solo así podrán disponer de un aroma que cuente exactamente la historia que desean, que conecte emocionalmente con los clientes y que les permita despreocuparse de la instalación y el mantenimiento del sistema de aromatización.