Recientemente están cobrando relevancia nuevas formas de hacer marketing que se alejan de la simple publicidad y difusión de las características del producto. En este artículo vamos a analizar el marketing experiencial, una forma de impactar al usuario mucho más efectiva.
El marketing experiencial, o marketing de experiencias, tiene como objetivo lograr que el momento de compra se convierta en una experiencia especial y única. Para ello, trata de crear sensaciones en los usuarios implicando los cinco sentidos. Es ahí donde el marketing olfativo realiza su propia aportación dentro de la estrategia de marketing experiencial, aportando un aroma estimulante y coherente con la experiencia y las emociones que se desea transmitir.
Sin embargo, el marketing experiencial va más allá del marketing sensorial, ya que se ocupa de toda la experiencia de venta, desde la promoción hasta la postventa.
El marketing experiencial tuvo sus inicios con la venta de servicios, que ya éstos, en sí mismos, implican vivir una experiencia. Lo novedoso ha sido aplicar el marketing experiencial también a la venta de productos.
Esto ha venido motivado por el auge de los ecommerce, ya que los retailers se han dado cuenta de que la tienda ya no es solo un punto de venta, sino que debe ser también un lugar donde los usuarios puedan experimentar con los productos. Un lugar donde ser aconsejados y disfrutar de un trato mucho más humano que el que ofrecen las tiendas online.
Tanto es así, que cada vez son más las marcas que ven en el marketing experiencial la oportunidad para transmitir los valores de la marca y generar un vínculo emocional.
De hecho, cuanto más ofrece una marca, más fidelidad y lealtad consigue por parte del usuario, llegando incluso a convertirse en prescriptor de la marca.
El objetivo principal de las acciones de marketing experiencial en el punto de venta es que el consumidor viva in situ el estilo de la marca, que perciba a través de los cinco sentidos su valor. Para ello, se utilizan diferentes estrategias que incluyen una ambientación adecuada mediante la iluminación, la música y el aroma. Sí, el aroma, porque la aromatización adecuada puede mejorar mucho las ventas de una tienda. Y en esta ambientación perfecta, se le debe sumar una propuesta de actividades que los consumidores puedan realizar en la tienda.
Se pueden organizar eventos in-store como fiestas, demostraciones de producto, degustaciones… En general cualquier experiencia que ayude al cliente a conocer el producto y sentir por sí mismo lo que le puede aportar.
De esta manera, no solo se logra crear una imagen de marca muy potente, sino que se logra maximizar las ventas, generar un recuerdo positivo y estimular a los consumidores a compartir su vivencia.
También se pueden llevar a cabo estrategias de marketing experiencial con el apoyo de las redes sociales. Por ejemplo, Starbucks durante un tiempo regaló un espresso grande a los clientes que hacían check.in en alguna de sus cafeterías. Así, los clientes podían disfrutar de la experiencia de forma gratuita, y además se convertían en prescriptores, animando a sus contactos a hacer lo mismo.
El marketing experiencial en el punto de venta está ganando cada vez mayor protagonismo. El motivo es que es una forma estupenda de conseguir que una marca destaque sin ser intrusivo para los clientes. Y es que los consumidores ya no responden tan bien a las estrategias de publicidad tradicionales. No solo por haber abusado de ellas durante mucho tiempo, sino porque ahora, con tanta información disponible, son ellos los que tienen total poder de decisión, así que para atraer su atención debemos aportar más valor y ser menos intrusivos.
Se trata de demostrarles que no solo se les está ofreciendo un producto, sino que se les está ofreciendo una experiencia valiosa que puede solucionar sus problemas o cubrir sus necesidades y deseos. En definitiva, se trata de conectar con sus emociones para convertirse en la marca que verdaderamente les tiene en cuenta.
Por ello muchas veces se habla del marketing experiencial y el marketing emocional como sinónimos. Así es, la experiencia que se crea debe ser también emotiva y permitir estrechar lazos entre cliente y marca, generando una vivencia inolvidable.
El marketing de experiencias se centra en el consumidor y busca desencadenar sensaciones y emociones que dejen huella mediante una vivencia en primera persona y una comunicación individualizada. Así, se logra generar una relación sólida y el consumidor termina considerándola su marca de referencia y su mejor elección.
Los resultados para la marca son, además de una mayor conversión durante la campaña, un mayor compromiso afectivo. Esto se traduce en mayor probabilidad de ventas futuras y de conseguir clientes prescriptores de marca.