No hay aroma más reconfortante que el que sentimos al salir a la calle después de una tormenta de verano. Ese olor a tierra a mojada estimula nuestros sentidos y nos invita a respirar profundo disfrutando del momento.
Una de las causas, es que el olor a tierra mojada suele conectarnos con nuestra niñez. Con la ilusión de quien salta en los charcos, en esas tardes frescas y plácidas que se quedan después de un ansiado chaparrón. Es un aroma inconfundible que percibimos incluso antes de que la lluvia haya empezado a caer, símbolo de vida y fertilidad.
Tan intensa es la conexión emocional que sentimos con el olor a tierra mojada, que muchos científicos se han interesado por descubrir qué es lo que provoca este aroma. Lo que te contaremos a continuación no te dejará indiferente, así que, vamos allá.
El olor a tierra mojada fue bautizado por unos geólogos australianos con la palabra “petricor”, cuyo origen proviene de las palabras griegas petri (piedra) e ikhor (olor). Es decir, olor a piedra. Lo describieron como un aroma suave y fresco, de matices dulces, que se genera cuando las gotas de lluvia impactan contra el suelo. Esa colisión libera unos aceites que las plantas han ido acumulando durante las épocas de mayor sequía. Es por esto que el olor de tierra mojada se siente más intenso en verano o cuando hace días que no llueve.
Otro responsable del característico olor de lluvia está provocado por la geosmina, una sustancia segregada por la bacteria Streptomyces Coelicolor, también llamada bacteria Albert. Cuando llueve, el impacto de las gotas sobre la tierra hace que estas sustancias, en forma de esporas, queden suspendidas en el aire y se propaguen. Se libera así este aroma tan apreciado: el perfume de la tierra. Ese mismo aroma lo podemos sentir también cuando regamos el suelo o incluso las plantas del jardín.
La propagación de este aroma a través del aire es el motivo por el que podemos percibir el olor a tierra mojada incluso antes de que haya empezado el chubasco. Las corrientes de aire previas a una tormenta son capaces de transportar las geosminas a kilómetros de distancia.
Que el olor a tierra mojada le agrada a la mayoría de las personas es un hecho. Pero, más allá de los tiernos recuerdos de nuestra infancia, ¿hay algún otro motivo por el que nos sentimos tan atraídos por este olor?
Pues efectivamente, sí. De hecho, este aroma está relacionado con una parte muy primitiva de nuestra mente, algo que aún nos queda de nuestros antepasados más lejanos, esos que vivían de lo que encontraban y se guiaban por señales de la naturaleza que hoy en día ya apenas podemos percibir.
Por suerte el olfato es el sentido más conectado a la memoria y a las emociones, y quizás por eso la conexión que sentimos con el olor a tierra mojada sigue aún muy presente en nosotros.
Para muchos animales, y también para nuestros antepasados, el olor a tierra mojada era sinónimo de abundancia y tenía mucha relación con su propia supervivencia.
Principalmente con la posibilidad de beber agua, pero también con la certeza de que las plantas crecerían y los árboles darían sus frutos, y paralelamente, que los animales se acercarían también a beber de ese agua tan bienvenida y a alimentarse.
De hecho, el aroma de tierra mojada se percibe a distancias relativamente amplias y muchos animales lo utilizan para guiarse en su búsqueda de fuentes de agua.
Así pues, el aroma de la tierra mojada no sólo es agradable por su frescor, está íntimamente ligado a la supervivencia y a la vida, y por ello conecta con nuestro instinto primitivo de supervivencia y de seguridad. Un olor capaz de salvar sus vidas. Posiblemente, uno de los que más ansiaban y celebraban.
La conexión tan positiva que se estableció durante miles y miles de años sigue en nosotros. Por eso, aún sin saberlo, apreciamos tanto este aroma.
Durante mucho tiempo se ha intentado replicar el olor a tierra mojada por diferentes perfumistas y expertos del marketing olfativo, a sabiendas de su poder de evocación sobre los recuerdos y las emociones de las personas. Conseguir imitar a la perfección su olor terroso, fresco y evanescente parecía una tarea imposible, solo destinada a la madre naturaleza.
Pero los avances han permitido que hoy en día ya se pueda formular esta fragancia, cuyos efectos son altamente calmantes y relajantes. Su olor conecta, como decíamos, con una parte muy instintiva relacionada con la supervivencia y la abundancia, por lo tanto nos da una información implícita muy positiva y esperanzadora. Puede ser ideal para centros médicos, spa, hoteles rurales o cualquier negocio relacionado con la naturaleza, los viajes y la aventura.
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