Gracias al marketing olfativo es posible crear perfumes para tiendas totalmente personalizados, e incluso adaptarlos a las diferentes épocas del año para lograr los mejores resultados. En este artículo, vamos a ver cómo podemos evocar las vacaciones de verano mediante el aroma, y qué beneficios puede traer a las tiendas que apuesten por esta estrategia tan efectiva.
Somos capaces de percibir unos 10.000 aromas distintos, y cada uno de ellos es capaz de despertar en nosotros algún recuerdo. Algunos más agradables y otros menos, pero sin duda, el aroma que tienen nuestras vacaciones de verano siempre despierta en nosotros una gran alegría.
Y es que en verano, y especialmente durante las vacaciones, vibra en nuestro interior una energía distinta a la del resto del año, en la que no hay prisa ni preocupaciones. Nos permitimos disfrutar de cada instante y darnos esos caprichos que tanto nos gustan. Nos olvidamos de las cargas, nos animamos a salir más y, sin duda, consumimos mucho más que durante el resto del año.
Verano tras verano, estas emociones se han asociado con algunos olores muy característicos. La crema solar en nuestra piel, una piña colada recién servida, las flores de jazmín bailando a la sombra de una terraza, la brisa del mar y los campos de trigo recién segados nos invitan a dejarnos llevar. Son aromas que se presentan en una época muy específica del año: el verano. Los percibimos e, inmediatamente, conectamos con la satisfacción de vivir.
Los perfumes para tiendas pueden crearse especialmente para evocar emociones relacionadas con el verano, y concretamente, con las vacaciones.
El aroma de una sandía o un melón recién partido es un buen ejemplo. Otras frutas pueden complementar perfectamente este aroma, como la papaya, la lima y la manzana verde. Frutas extremadamente refrescantes, acuosas y energizantes con una gran capacidad para evocar estados emocionales de alegría y diversión.
Las flores también juegan un papel esencial en la perfumería inspirada en el verano. Principalmente las flores blancas, como el jazmín y el azahar, aunque también la lavanda, la rosa y el hibisco. Ese dulce olor de las flores de verano nos traslada de inmediato a los parajes en los que hemos brindado, felices, a la luz de la luna.
Y cómo no, la hierba recién cortada es un aroma que inmediatamente asociamos con el verano. Los que suelen ir a la piscina o disfrutan paseando por el campo al atardecer serán los más receptivos a este aroma, pero en todos despertará una sensación de placer inmediata.
Todo ello junto a algunas notas más exóticas, como el coco, el almizcle blanco o el ylang-ylang, pueden crear la combinación perfecta para el perfume de una tienda que, en pleno verano, tenga como objetivo ser el foco de atracción para todo aquél que pase por delante.
El marketing olfativo puede crear perfumes para tiendas inspirados en el verano, provocando en los clientes las emociones expuestas: deseo de disfrutar, de olvidar las preocupaciones y de consumir -porque las vacaciones son el momento ideal para hacerlo-.
Aunque los clientes no estén en ese momento de vacaciones, el aroma conectará con esas emociones sin que la razón tenga nada que decir. Su experiencia de compra se convertirá en un pequeño oasis en su día, y favorecerá una forma de consumir mucho más ligera e impulsiva, propia de la mentalidad vacacional.
Pongamos algún ejemplo, para ver de forma más concreta el poder que tienen este tipo de perfumes para tiendas de verano.