Es común encontrar en poesía estrofas que hablan de “la sorda tristeza” o de “los días dulces”. Están utilizando la sinestesia, un recurso literario muy habitual que consiste en atribuirle una sensación (olfativa, gustativa, auditiva, táctil o visual) a un objeto al que no le corresponde. Tampoco nos extraña oír frases del tipo “una noticia amarga” o “un color amarillo chillón” aunque, obviamente, ni los colores gritan ni las noticias tienen sabor.
Pero ¿te imaginas poder percibirlo realmente de esta manera? ¿Poder ver colores al escuchar sonidos o sentir texturas en tus manos cuando hueles un aroma? Pues esto le ocurre a muchas personas. Tienen sinestesia y perciben algunos estímulos a través de varios sentidos a la vez.
No hay que confundirlo con lo que sucede cuando un aroma evoca un recuerdo (por ejemplo, oler ceras de colores y acordarnos de las tardes de domingo en casa de los abuelos). La evocación a través del olfato le ocurre a absolutamente todas las personas y se basa en un mecanismo de memoria que activa emociones vividas. En cambio, la sinestesia es un fenómeno que no tiene nada que ver con la memoria, sino con la percepción.
Para entenderlo mejor, veamos con más detalle qué es la sinestesia y algunos ejemplos. Hablaremos, también, de la sinestesia olfativa, una de la que más nos interesa a los expertos en marketing olfativo.
La sinestesia es una variación de la percepción humana, no patológica, en la que una única sensación se percibe a través de varios sentidos a la vez. Por ejemplo, cuando uno recibe un estímulo visual, no sólo lo percibe a través de la vista, sino que lo percibe también a través de otro sentido, como el auditivo, el táctil o el olfativo.
Las personas sinestésicas, por lo tanto, pueden ver los sonidos de algún color en concreto, o pueden oír los colores con un timbre o un volumen característico. No se trata de una asociación basada en la memoria o en la similitud, sino que es una percepción sentida como real e indudable.
Parece ser que, como mínimo, el 1% de la población es sinestésica. Pero no hay que alarmarse, ya que no se trata de ningún trastorno o patología. Simplemente es una forma diferente de percibir los estímulos sensoriales, más rica y completa.
La sinestesia es un fenómeno estable. No aparece y desaparece, ni tampoco se modifica con el tiempo. Si una persona ve la letra “a” de color verde, la verá siempre así. Además, la sinestesia es idiosincrática, es decir que otra persona quizás verá la letra “a” de color amarillo. Cada uno tiene su propia sinestesia, y no tiene porqué coincidir con la de los demás.
La causa de la sinestesia todavía se está investigando. Algunas investigaciones indican que es un rasgo relacionado con el cromosoma X. Otras indican que se produce por un cruce de información en las áreas del cerebro que procesan las sensaciones. También se dice que todos nacemos siendo sinestésicos, y que a medida que nuestro cerebro se desarrolla, cada área cerebral se va especializando en su sentido correspondiente, separando así las percepciones. Puede que ese proceso no se consolide totalmente en el cerebro de las personas con sinestesia.
Parece ser que hay unas 80 modalidades distintas de sinestesia. Sin embargo, algunas son más frecuentes que otras. Estas son las más comunes:
Otra sinestesia menos frecuente pero también muy interesante es la que asocia el dolor y el placer con un color determinado. También hay quien asocia los días de la semana o los meses del año a un color distinto. Como se puede comprobar, la mayoría de sinestesias tienen el color como percepción asociada.
Las personas con sinestesia olfativa cuando perciben un aroma, perciben también otra sensación (generalmente un color, pero también puede ser una textura).
Lo que está claro es que nada tiene que ver con lo que sentimos la mayoría de las personas cuando nos emocionamos o recordamos situaciones al sentir un olor. En una sinestesia olfativa, no suele haber ninguna asociación lógica entre el aroma y la percepción añadida.
En cambio, cuando en marketing olfativo asociamos aromas a sensaciones y recuerdos, nos basamos en asociaciones lógicas, compartidas y generalizadas. Se trata de lograr que el mayor número de personas perciba una sensación similar al sentir un aroma.
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