El marketing olfativo es una técnica para crear un impacto en las personas por medio de los olores. Se pretende aumentar ventas, mejorar la respuesta laboral de los trabajadores o crear un ambiente agradable en oficinas.
El marketing olfativo se encarga de hacer la experiencia del cliente mas agradable, con la idea de que la gente asocie el perfume con la marca para crear un efecto de diferenciación con la competencia y hacer que las estancias sean lo mas duraderas posibles.
En concreto, el marketing olfativo trabaja el área del olfato. Está demostrado que lo que uno huele tiene una profunda huella en la memoria y las emociones. Por ejemplo, el cerebro puede almacenar hasta 10.000 olores, frente a tan solo 200 colores. Es decir, lo que se percibe por medio del olfato tiene un mayor impacto en la memoria que lo que se ve.
Las empresas que se dedican a este marketing, promocionan diferentes aromas para que las empresas, las oficinas y diferentes tipos de centros, puedan aprovecharse de este recurso para mejorar.
Para que los aromas sean interpretados por el cerebro, ha de darse un complejo proceso. Diferentes partículas fluyen por el aire y son inspiradas por las fosas nasales. Estas entran en contacto con unas ramificaciones nerviosas. Mediante las que se generan unos impulsos que son transmitidos al bulbo olfatorio, que se encargará de que el olor llegue al cerebro. Estos órganos están estrechamente relacionados con el sistema límbico, encargado de gestionar emociones y recuerdos.
Lo anterior explica el por qué el olor puede cambiar estados de ánimo o traer recuerdos a la mente, aunque hayan pasado muchos años. Un olor puede trasladarte mentalmente a tu infancia. Con tan solo percibir ese aroma recordarás muchísimas cosas agradables, algunas de las cuales han estado almacenadas en el subconsciente por decenas de años.
Un olor infantil genera un cambio en el estado de ánimo. Se siente nostalgia, paz. Este sentimiento positivo aumenta la predisposición a adquirir el producto. Además, cuando se percibe ese olor, se recuerda dónde se ha olido, esto sirve como una eficiente publicidad para las empresas.
Para sacar el máximo provecho, el marketing olfativo se encarga de crear aromas que activen los recuerdos y creen una atmósfera agradable en la que comprar, trabajar, estudiar…
Para lograr el objetivo es básico asociar olores. Por ejemplo, para un lugar en el que se dan masajes lo más apropiado es un olor que genere relax. El aroma del mar puede ser una buena opción. Si se quiere algo más exótico, el perfume a coco es otra posibilidad.
Una agencia que quiera vender un piso puede adelantarse y perfumar con aroma a café la vivienda. El cliente tendrá la sensación de haber entrado en un hogar y las posibilidades de venta crecen.
Si se trata de un gimnasio, el olor a limpio es fundamental. Se potencia aplicando un perfume que recuerde al océano o a la frescura de un bosque tras una limpieza profunda. Esto agrada a los que van a entrenar y los fideliza como clientes.
Para una tienda de ropa también es importante el perfume. El tiempo que esté el cliente en el local y la asociación con la marca es fundamental. Además, es muy importante cambiarlo cada temporada, para que se asocie la ropa de verano con perfumes frescos y la de invierno con otros más cálidos y densos.
Así es como funciona el marketing olfativo. Crean aromas apropiados para tu negocio dependiendo del producto que comercializas, explotando los recuerdos y la memoria.